lunes, 14 de septiembre de 2009

Nogal
















Nunca pensé que sacar fotografías fuese algo tan difícil. No simples fotografías, me refiero a buenas fotografías. Prueba de ello es que para seleccionar estas seis tuve que realizar casi cien. El árbol por el que me decanté para esta práctica fue un nogal centenario de mi pueblo, Murillo El Fruto. Pero sacar fotos en la Ribera tiene algunos inconvenientes. El más importante de ellos es el sol, que se burló de mí constantemente colocándose frente a mi objetivo.














Este nogal se sitúa en la ribera del río Aragón, un lugar que visitaba con frecuencia de pequeño. Si me decanté rápidamente por él fue porque siempre lo he admirado. Desde que lo conozco se ha mantenido fuerte, grande y verde cuando le corresponde, contrastando con el paisaje árido y con escasa vegetación del lugar donde se encuentra. Un pequeño oasis en medio del desierto.
















Su altura resalta más que nunca en el paisaje gracias a que el campo de trigo situado a sus pies está en barbecho y con escasa vegetación. Las nueces se encuentran grandes y verdes, y por consiguiente, inmaduras. La corteza blanquecina está habitada por pequeñas manchas circulares y amarillas de musgos. Además del trigal, este árbol tiene muchos vecinos: decenas de restos de ramas secas y podridas. Éstos nos recuerdan la dureza del paisaje en el que vive. Aun así, el nogal segue impasible en su posición, sin importarle los fríos inviernos ni el sofocante calor de los veranos. Quién sabe, quizá cien años más.





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